Vivienda Trizos

El acceso, la topografía y la geometría de la parcela actuaron como principales condicionantes del proyecto, siendo lo más destacable un pequeño arroyo que discurre por uno de sus lindes.

La integración de la nueva edificación en el entorno fue un objetivo prioritario. Por este motivo el programa de la vivienda se organizó en dos niveles para adaptarse mejor a la topografía y minimizar el impacto de la intervención en el paisaje.

La disposición de la vivienda diagonalmente en la parcela ayuda a preservar su intimidad desde el vial público. La composición volumétrica enfatiza la entrada que se enmarca mediante un porche.

Desde el interior, la vivienda se abre por completo hacia la parte posterior de la parcela, de este modo se garantiza la relación de la zona de día con el jardín y la piscina.

Exteriormente la casa se organiza en dos volúmenes que se disponen ligeramente escalonados y desplazados entre sí, y que se corresponden con la zona de día y la zona de noche respectivamente.

Los muros de hormigón de los cerramientos confieren a la vivienda un carácter pétreo que armoniza plenamente con las construcciones tradicionales de la zona, otorgando a la nueva edificación un adecuado grado de contemporaneidad.

La sutil coloración del hormigón en una tonalidad beige claro armoniza con el color terroso de las carpinterías exteriores y los recubrimientos de madera que se disponen en la zona de acceso y en los dormitorios.

El gran hueco del salón permite que las principales estancias de la casa participen del jardín y la piscina, prolongado así los espacios hacia el exterior.

La apertura de un generoso lucernario en el estudio introduce luz natural en el centro del hogar, a la par que dota de una mayor calidez y serenidad al espacio.